ciego, sordo y mudo…

Si no pudiera ver, escuchar, hablar…

Vivía en Seattle cuando conocí a Andy, Corrí durante dos años guiada por él. Andy es ciego, sordo y mudo. En teoría, yo debía ser su guía, pero en realidad, él ha sido quien me ha enseñado una lección brutal:

  1. Todos los lunes, en punto de las 6:30 am, nos encontrábamos en la esquina de Brandon y la calle 98. No podía llegar ni un minuto tarde, porque si no, no podría tocar su hombro para hacerle saber que estaba lista para arrancar, y él se quedaría esperando.

  2. En muchas ocasiones quise usar pretextos absurdos para cancelar, la mayoría por simple flojera, pero él nunca cancelaría. Aunque tuviera algún malestar, nevara o hiciera un frío helado, siempre estaba allí.

  3. Andy puede correr, y rápido. Me hacía esforzarme más de lo habitual para no “defraudarlo” y asegurarme de que, al final, la corrida también fuera satisfactoria para él.

  4. Soy muy distraída, pero a esa hora debo estar concentrada al 100% en el sonido de sus pasos. No vamos amarrados; él corre detrás de mí, siguiendo la pequeña sombra que puede ver en la nuca de mi cabeza, esperando que le haga señas para indicarle si hay un tope, borde o ramas cayendo de los árboles.

  5. 6. 7… un sinfín de lecciones.

Me hace ver, de verdad ver. Reconocer, apreciar, sentir, escuchar, de verdad escuchar.

En 2014, Andy fue el primer hombre ciego y sordo en completar un triatlón Ironman. Inspirémonos por los grandes.

¡Gracias, Andy!

“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón.”

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